martes, 28 de septiembre de 2010

Manuel Iris




bio-bilbiografía

Manuel Iris (1983). Licenciado en Literatura Latinoamericana por la Universidad Autónoma de Yucatán, con maestría en literatura hispanoamericana por la Universidad Estatal de Nuevo México (EEUU). Premio Nacional de Poesía "Mérida" (2009), y segundo lugar en el Premio Nacional de Poesía "Rosario Castellanos" (2003). Autor de "Versos robados y otros juegos" (PACMYC-CONACULTA 2004, UADY 2006), y de "Cuaderno de los sueños" (Fondo Editorial Tierra Adentro 2009). Ha sido becario del programa CONACULTA-PACMYC (2002-2003), y de la fundación Charles Phelps Taft (2009). Ha publicado ensayo poesía y traducciones de poesía en revistas como "Tierra Adentro" (México), "Casa de las Américas" (Cuba), "Arenas Blancas" (Universidad Estatal de Nuevo México, EEUU), Mapocho (Chile) y "Divergencias" (Universidad de Arizona). Actualmente estudia el Doctorado en Lenguas Romances, con especialidad en poesía hispanoamericana, en la Universidad de Cincinnati (EEUU).

Poética

Hago poesía para saldar cuentas. Para tener un sitio de belleza en el cual refugiarme, a donde regresar. Para agregar al cosmos un objeto hermoso. Escribir es mi manera de comunicarme con el otro y con la trascendencia. La poesía es, además de mi justificación existencial, mi más certera forma de indagación sobre las cosas.

Poemas

Aparición


No creas que te estoy requiriendo,
Ángel. Aún si lo pretendiese, nunca vendrías;
pues mi llamado queda siempre lejos.


Rilke, Elegías, IV.


I

Desprecias destruirme. Tu carne
adquiere —frente a mí— un calor
menos mortal. Afirma
el corazón su doble miedo
de mirarte y de abstenerse. Temor
de ojos mortales.

Suelto la voz
y agradezco tu vestido: que no ilumines
con tu piel terrible
mis defectos todos,
que no me arrastres a morir de luz.


II

Deviene tu presencia, acude
a sílaba de carne y de lamento
para insinuar tus pies
cuando te invoco
...........................atrevimiento
concebido desde antes
de que sepas
—hermosa más que el Ángel
y como él terrible—
que vas a marchitarte.


III

Quizá estás confundida, quizá
perenne, el ruido de tus pies
ha hecho callar las tardes
y tu vientre al ocultarse
provocó la noche.

De cualquier forma, Ángel de carne
Luz de carne, Piel de carne
no puedo resistir
tu desnudez de antes
y después de todo: Lo eterno es demasiado.
Tu presencia, si mortal, es una flama
que todo lo consume: Desnuda eres letal,

y no me escuchas.


IV

No estoy llamándote, flama clarísima
porque no canto en tono necesario para tocar tu oído
y porque mis palabras—las mejores—
se calcinan al rozarte
......................................y aunque sé
por la verdad
por la distancia
por lo cruel
de nuestras dos naturalezas
que este poema jamás va a llegar a ti
lo arrojo hacia tu piel,

lo doy al fuego.


Canción

A veces
uno de tus pies
decide ser un pétalo en el agua.

Desciende
con la misma lentitud
con que ha brotado el blanco
en el lirio de cristal

y toca el cielo,
el invertido cielo que se abre
para el vuelo de tu pie.

La inmóvil calma de su altura
en el espejo es otra y es la misma.

Entonces acontece,
reflejo y pétalo se acercan
hasta repetirse en ondas

mientras tu pie desciende
como tallo que se eleva
para alcanzar una secreta cúspide.

........Alguna vez el pétalo
........ha domado la quietud:

Te he visto caminar sobre la superficie.

*Ambos poemas forman parte de Cuaderno de los sueños (FETA 2009)

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