miércoles, 6 de agosto de 2008

Acuse de celebración

por: Fabián Rivera

Fue una tarde de sábado, previo a una partida de billar y un desfogue de latitas de sol y de tecate, en la que ambos nos confíamos el material que estábamos por mandar al premio de poesía Ydalio Huerta Escalante, en su edición 2008.

Hicimos la promesa (espero que Fer se acuerde) de que, quien ganara pagaría la borrachera posterior a la premiación, entre otros derechos que giran en torno a este su blog de estrellas y estrellados Poeticárbitraria. Así, animados, esperamos el tiempo necesario para que llegara la noticia.

Por mi parte, no solté el celular para nada durante una semana, con la firme convicción de que me llamarían en cualquier momento. Pero eso nunca sucedió. Varios días ocurrrieron antes de conocer el dictamen del jurado, quién resultaba ganador y en qué condiciones lo sería. Finalmente, Fernando Trejo, guía espirituoso de Poética, resultó ser el autor cuyo poemario cumplió con las exigencias de quienes en la coneja Tuxtla se reunieron, en la triplemente heroica Facultá de Umanidades (sic).

El conjunto de poemas Bérsame se llevó el certamen, para regocijo de la secta literaria chiapaneca, que poco a poco ha ido incrementando sus adeptos y amistades, tan de fundamento para la literatura de cualquier parte del mundo. No tengo nada en contra de la gente de otros lares, sépanlo, pero mejor sabor el que resulta de aquella justa donde ganar le toca a nuestra casa.

De mi parte, lo felicito y grande por este logro, pues es una muestra de que las lecturas han permeado en su escritura (sí, permeado, aunque esta palabreja no exista en los inventarios de la RAE); que, a pesar de que a veces finja no tener noticia de varios y buenos escritores, va viento en popa en el proceso de ser uno.

Sería muy aventurado decir que el buen Fer llegue a ser, por este premio, el parteaguas de la literatura joven en Chiapas: recordemos el Onetti-gate con El astillero: politiquería o diplomacia en tal afirmación es lo que sobra. Llanamente, se entra a un premio por dinero y, como en este caso, por la publicación de un libro. Qué bueno que así sea, que esta iniciativa continúe a lo largo de los años. Que se apoye sobre todo, a autores noveles que, como suele suceder, no encuentran editor, mucho menos el más adecuado para dar a conocer su obra. Si esto sucede con un género de mayor difusión y mercado como el caso de la narrativa, ¿qué podríamos esperar con la poesía?

Trejo va a buen paso, merece esto y mucho más. Esta es una oportunidad que todos en algún momento merecemos. ¿Quién, en el fondo, no necesita uno de estos estímulos? ¿Quién, en el fondo, no lo desea?

Felicidades pues por el Ydalio. La Redacción Arbitraria te saluda!

Aquí el dictamen. A seguir, una breve selección de Bérsame.


El peso de la ausencia (fragmentos)

***

A dónde dirigir los pasos si en tu habitación queda flotando el aire, inmóvil, silencioso. A dónde estas palabras para inundar los ojos. Cuánto pesa la ausencia Carolina. Llegar hasta el delirio de atrapar la noche sin contar estrellas, fumarse una constelación de llanto en la ventana; ahí, donde al voltear la vista, no hay más que una sola soledad haciéndote la cama.

***

A dónde dirigir los pasos Carolina, si en esta voz que toca las paredes, el eco se reprime a cada paso tuyo. A dónde, pues, estas palabras que ya no llegan a la sorda longitud de tu vestido. Dime, a cuánto está la ausencia en el mercado; quiero comprar cada partícula de su maldita envergadura, quiero dormirla en el abismo negro del espanto, quiero soltarle estas palabras para que no se quede más en esta casa.

***

Entre la finitud del día, entre la languidez del tiempo, no hay casa más opaca que esta casa donde tú, Carolina, no colocas tus manos en la puerta de entrada. Aquí no hay nadie más que esta pesada ausencia de tu boca, de tu voz que alumbraba los pasillos, de tu sazón inmaculado a las doce del día. Ya es tarde para esta luz endeble que extenuada, sin ti, se mete a derretir entre tus sábanas.

***

Suena a todas horas el violín de tu cordón umbilical guardado en el armario. Ayúdame a entender cómo te fuiste. Cómo la música suena todavía si ya no vas más por el balcón a engrandecer los líquenes, los verdes tan helechos. Mándame con el olvido algún silencio para poder gritarle al mundo que estás viva.


Mujer de entre mis bersos (fragmentos)

***

Conocí cómo se deshojaban sus manos al tocarme. Cómo de su vientre manaba el canto de los peces cuando les cae la noche y los barcos no son más que un destello infinito. Cómo de su boca nacía una ciudad enorme de gemidos mudos que se apagaban en mi oído o cuando ella recargaba sus dientes en mis hombros apretándome el alma.
Y cuando no la conozco vuelvo al primer verso de sus besos y la berso.

***

Cuando no la conozco abro la voz de su recuerdo. Dejo instalarse en mi cabeza cada parte suya como para olvidar que existe algún olvido. En esa claridad de sus pisadas le siguen mis palabras versificando sus labios. Paso a paso mis pies siguen el peso de su ausencia, la sostengo entre las manos y toda se me escapa, toda ella se me escurre, toda se me va y me la pierdo.

***

Cuando no la conozco, al caminar mis pies van como al remar mis manos, buscando cada huella o partícula de algún recuerdo suyo. Por las aceras su rostro se dibuja en cada insospechada sombra y pienso en sus ojitos pardos que me iluminan todo. Entre los charcos ella sale de repente a lloviznar mi espalda y se me esparce un aguacero en cada músculo que aprieto, aquí en el corazón.

3 comentarios:

EL PÁVIDO NÁVIDO dijo...

pues vayan las felicitaciones a fernando, habrá que leer completo el libraco para ver si muy chicho.
saludos a la banda de allá, desde una agripada tlalnepantla.
El P.N.

Anónimo dijo...

offff

Anónimo dijo...

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

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